Librería Carlos Monsiváis |
POR KARLA CERVANTES
Qué bonito es cuando llegas a un lugar que habías querido visitar
tiempo atrás, pero por una u otra cuestión no se había podido, y que por
casualidad llegaste a este sin haber planeado hora y fecha para estar ahí, ese
lugar... la librería Carlos Monsiváis.
De casualidad mis amigas y yo hicimos una parada en la Alameda Zaragoza
para tratar un asunto y al terminar teníamos una hora de sobra antes de tener
que regresar a las labores escolares y lo primero que se me ocurrió decir
fue... “¡Vamos a la librería!”. La teníamos ahí enfrente y no quería dejar
pasar la oportunidad.
Desde el momento en que di el primer paso hacia adentro quedé
fascinada, como un niño entrando a una dulcería, ver toda esa variedad de
colores en las portadas, tamaños, géneros literarios, autores, editoriales...
era demasiado para un sólo momento.
Creo que sí hubiera planeado día no hubiera sentido esa sensación de
llegar a un lugar inesperadamente y sorprenderme.
Una experiencia que sin duda me dejó con el doble de ganas por volver
una y otra vez para seguir deleitándome y empapándome de toda esa gente que
escribe sus ideas, pensamientos, historias, experiencias y sueños llamados
libros. (Información de la edición impresa)
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