Cuenta la leyenda que dos jóvenes, por trabajar el arado un
Jueves Santo, recibieron un castigo celestial
Por EDUARDO SANTOS
PALABRA / Saltillo
Además de la muerte y resurrección de Jesucristo en Semana
Santa, algunos de los pobladores de La Hibernia recuerdan la leyenda de Lucas y
Marín, dos jóvenes a quienes, por trabajar un Jueves Santo, se los tragó la
tierra.
"Don Tomasito", como le dicen cariñosamente sus
vecinos, es el mayor de los habitantes y quien recuerda con más detalle aquel
suceso que pasó de boca en boca a cada generación.
"Yo vivo aquí desde 1940 y aquí me casé, escuché la
leyenda pero ya tenía mucho tiempo de haber sucedido, de hecho la casa del
padre tampoco la conocí, porque ya estaba en ruinas", comentó el hombre
canoso y sin vista a causa de la edad.
Y es que además de los muros de la antigua casa del párroco,
la iglesia principal de La Hibernia y cada calle de ese pueblo que guarda
trocitos de historia, Tomás Sánchez Sifuentes es testigo vivo del pasar del
tiempo.
La memoria aún es una aliada en su charla y a sus 92 años
recuerda a las personas que platicaban sobre un castigo enviado desde el cielo.
"Sus papás dijeron a Marín y Lucas que no trabajaran
porque eran días de guardar, pero ellos quisieron trabajar para no perder
dinero con sus sembradíos, sabrá Dios si sería cierto", expresó don
Tomasito con cierto sentimiento de duda.
Como para esas fechas la presencia de la lluvia favorecía a
las parcelas, los dos hermanos no quisieron desaprovechar las bondades del
clima y fallecieron a causa de su avaricia.
Don Tomasito escuchó entre los pobladores de La Hibernia que
ese día hubo un gran temblor que partió el suelo y se llevó a sus profundidades
a Marín y a Lucas.
"Desde ese entonces, se dijo que la gente oía bramar a
los toros en señal de duelo, cada Jueves Santo", comentó el anciano.
"Yo nunca he escuchado nada", indicó don Tomasito
como queriendo mantenerse al margen de lo que pudiera ser un mito contado a lo
largo de generaciones.
La prueba de la posible existencia de Lucas y Marín
desapareció, pues los pozos de agua, que pertenecieron a los hermanos, fueron
tapados hace aproximadamente cinco años y hoy sobre ellos están casas, parte de
un nuevo fraccionamiento.
Tomasito señaló que los abastecimientos de agua de los
hermanos se ubicaban a menos de un kilómetro de la iglesia principal de La
Hibernia.
"Recuerdo que la gente no salía, porque tenía miedo de
que se fuera a caer en uno de ellos, como ya sabían de los pozos, en la noche
ni salían".
El seño de Tomás se tornó triste cuando aseguró ser el único
que conoce la leyenda a la perfección, pues sus contemporáneos, incluyendo a su
esposa, suegra y cuñados ya fallecieron hace años.
"Ahora casi no se habla de ellos (de Marín y Lucas), ya
todo se terminó, porque no hay ni papeles, ni libros, ni nada, la generación
que conocía la leyenda se acabó".
(Periódico PALABRA. Género: entrevista. Año 2004)
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