viernes, 26 de junio de 2015

Iglesias cristianas no casarán a los gays

La Alianza Ministerial Evangélica fija su postura ante el dictamen que hizo la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a los matrimonios homosexuales

EDUARDO SANTOS
S.O.S / Saltillo
No casarán gays, aunque los matrimonios homosexuales estén legalizados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues con ello se tergiversa la justicia, se pervierte el derecho y todo como parte de una, cada vez más, decadente sociedad. Esta es la postura de la Alianza Ministerial Evangélica de Saltillo, que representa a gran parte de las iglesias cristianas en la región sureste de Coahuila.


“En lo que respecta a la Alianza Ministerial Evangélica de Saltillo y todas sus iglesias, no se va a celebrar ningún matrimonio, espiritualmente hablando, entre personas del mismo sexo”, aclaró Eduardo Pacheco, asesor jurídico de esta asociación religiosa.

Eduardo Pacheco, representante legal de esta agrupación religiosa, asegura que quienes se precian de ser creyentes simplemente no son homosexuales.


“En realidad quienes viven en la vida homosexual no son creyentes, sería incompatible decir que alguien es homosexual y que es creyente en el Evangelio, porque este no permite la condición de vida de homosexualidad, sin embargo creemos que aún así va a haber personas que van a querer imponer a la iglesia el hecho de ser unidos en la vida espiritual”.

Insistió en que celebrar bodas entre homosexuales es contradecir al Evangelio, pues al hacerlo se opondrían a sus propios principios cristianos.

Anunció que se vendrían manifestaciones o polémicas en diferentes puntos del país, excepto en Coahuila.

“Coahuila es un estado que promueve la homosexualidad como una política pública, lamentablemente”.

El asesor jurídico de la Alianza Evangélica expresó que en la fe cristiana se cree que el desarrollo equilibrado de una persona es el resultado del amor paterno, que proviene de un papá y del materno, que viene de la mamá.

Manifestó que en la homosexualidad no existen límites sexuales, pues pueden llegar a fornicar hombres con hombres, mujeres con mujeres, mujeres con animales u hombres con animales.


“La sociedad le llama una preferencia sexual, cuando en realidad es una perversión”, puntualizó.

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