Tres feminicidios no bastaron para las autoridades estatales y municipales las cuales no atienden llamado de mujer en peligro de muerte
EDUARDO SANTOS
S.O.S / Saltillo
No quiere convertirse en la víctima del
cuarto feminicidio que se cometa en Saltillo, pero en el Centro de Justicia y
Empoderamiento para la Mujer, ni la empoderan, ni le hacen justicia.
Esta mujer prefiere quedarse en el
anonimato, pues considera que su ex pareja al enterarse de su denuncia podría
golpearla o quizá matarla.
“Esto viene sucediendo hace algún
tiempo, que este señor me golpea, pero todo se desencadenó el 1 de noviembre,
en la mañana, empezamos a pelear y me golpeó horrible, yo fui al Centro de
Empoderamiento golpeada, con mi menor hija y nada más me tomaron mi denuncia y
me mandaron para afuera, ni siquiera me pasaron con un médico legista, ni
siquiera me revisaron a ver si estaba bien pese a que me vieron muy golpeada”,
recordó.
Ya fueron varias las ocasiones en las
que ella visitó la dependencia dirigida por Laura Carranza y en su primera
visita imperó el despotismo entre las empleadas que la atendieron, pero existió
la necesidad de hacer más visitas.
“Regresé, esta vez más golpeada y con
una hemorragia en la nariz, pero me dijeron: ‘no señora, ya le tomamos su
declaración la vez pasada, váyase’”.
En otra ocasión, el Centro de Justicia
y Empoderamiento de la Mujer, ante su incapacidad para resolver problemas u
orientar a las víctimas prefirió ofrecerle a la mujer que se fuera de la Ciudad,
pues la ex pareja sentimental de esta señora, tiene orden de restricción, misma
que no ha respetado y ninguna autoridad pone remedio.
“Yo no quiero morir, no deseo ser la
cuarta víctima en un feminicidio, tengo una bebé y no quiero que se quede
solita, tengo miedo de que me maten”.
EN UNEPAVIF TAMPOCO
No solo el Centro de Justicia y
Empoderamiento para la Mujer le dio la espalda a esta señora víctima de su ex
pareja quien la tiene atemorizada ante la posibilidad de golpes e incluso
asesinato. La queja también es en contra de la Unidad Especializada de la
Policía en la Atención de la Violencia Familiar, UNEPAVIF.
“Fue el día que me golpearon, el 1 de
noviembre, yo hablé al UNEPAVIF, cuando llegaron, mi suegra les dio dinero para
que se pusieran en mi contra, me andaban deteniendo a mí, me hablaban con maldiciones,
me sacaron de la casa”, explicó.
Manifestó que supo que no podían
detenerla, porque en teoría deberían ponerse de parte de la víctima, sino qué
cuentas iban a entregar a sus superiores.
“Y yo fui a buscar a su jefa y estuve
como una hora, tal vez hora y media y jamás me recibió”.
Las ocasiones en las que solicitó
hablar con Patricia Moreno, directora del UNEPAVIF, no la atiende, pues
argumentan en la recepción que se encuentra ocupada.
“Si el Centro de Justicia y Empoderamiento
para las Mujeres y el UNEPAVIF no sirven para nada, entonces para qué los
crearon, vuelvo a repetir, no quiero amanecer muerta, sola como un perro”,
puntualizó.
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