lunes, 15 de febrero de 2016

UNA TAZA Y DOS DE CULTURA

En el nombre del amor

POR SERGIO ARÉVALO
Twitter@sergioharevalo
En redes sociales se puede ver desde principios de mes que este 14 de febrero muchos estuvieron acompañados de una cuenta de Netflix, algunos otros con unas cuantas cucharadas de Nutella mientras otros tantos se harían mutua compañía alrededor de una botella, hablando claro de los que están solteros, los enamorados en estas líneas no entran.


Desde nuestras tierras mexicanas y para estar “ad hoc” a la temática de los corazones y cupidos  Laura Esquivel en  su obra “Como Agua para Chocolate” narra un amor imposible entre Tita y Pedro, por su parte el escritor colombiano Gabriel García Márquez nos cuenta la grandeza del amor eterno, aunque prohibido, entre Florentino y Fermina en su novela “El Amor en Tiempos de Cólera”, sobre amor podemos encontrar líneas maestras en “Rayuela” del desaparecido Julio Cortázar, o algo más moderno y con toques un tanto eróticos en “50 Sombras de Grey”, en gustos se rompen géneros y cuando de temas de amor se trata la diversidad aumenta, si queremos conocer distintos amores y lo que en ocasiones se sufre para estar con el amor verdadero la literatura es aliada.

En la novela “Mujeres Asesinas” escrita por la argentina Marisa Grinstein que fuera popular en México por la serie producida por Pedro Torres y  las adaptaciones realizadas en diferentes partes de Latinoamérica se puede ver un común denominador, el motivo para asesinar: amor, ya sea por amor pasional, amor ajeno, amor prohibido etc. ¿No es increíble como algo tan puro lo manchamos con tanta facilidad?

En la política, el ex presidente Porfirio Díaz, entre sus argumentos por los cuales no dejaba el poder o bien “lo dejaba a medias”, estaba el mucho amor que le tenía al pueblo mexicano y que no consideraba que hubiera otra persona que lo amara más que él,  amó  tanto nuestro país que fue exiliado, pasando sus últimos días con su otro amor: Francia.

Por el lado de la diversidad sexual la comunidad LGBTTTI ha luchado no solamente por sus derechos en los cuales exigen ser libres e iguales, un claro ejemplo se puede ver en la película “Pride” (2014) o bien en la cinta mexicana “Cuatro Lunas” (2015) en donde visualizamos como el amor de pareja y de amigos (ya sean homosexuales o heterosexuales) puede ser el motor de una lucha común por el bien de toda una comunidad.

Durante las campañas políticas los spots de los diferentes candidatos de izquierda, derecha, centro y sus respectivos híbridos se manejan en la modalidad “amo a mi familia”, “amo a México”, “amo a mi gente”  para tiempo después encontrarnos (no generalizo, pero se da el caso) que también “aman su bolsillo” “aman sus propios intereses” y lo más interesante “se aman a sí mismos”.

Podemos amar a nuestro prójimo, la familia, nuestro trabajo, nosotros los mexicanos somos conocidos porque pesé a todo siempre amaremos a nuestra patria y el amor tan característico que le tenemos al motor de los hogares: nuestra madre, pero si bien es cierto que no podemos amar nada si no empezamos amarnos a nosotros mismos. 

“El corazón tiene razones que la razón ignora”:

Blaise Pascal

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