El Nobel incómodo

POR SET SANS

Cormac McCarthy sonó fuerte como favorito para obtener el Premio Nobel de Literatura. Al autor de La Carretera le seguían nombres como Ngugi wa Thiong'o, Haruki Murakami, Peter Nadas y el argentino Juan Gelman, sin embargo la Academia de Suecia, como siempre, sorprende con sus decisiones y esta vez lo volvió a hacer al dar la presea al peruano, nacionalizado español, Mario Vargas Llosa.
Sus detractores argumentaron que el escritor ni es el más profético en sus denuncias, ni mas despierto y alerta en su memoria histórica, ni tampoco más barroco, ni más dotado de maestría en su manejo del lenguaje tanto hablado como escrito.
Los seguidores de la obra de Vargas lo defendieron bajo la premisa de que esperaba el reconocimiento desde “La Ciudad y los Perros”, hasta “La Fiesta del Chivo”, desde “La Casa Verde” hasta “Lituma en los Andes” o “La Conversación en la Catedral”.
Hay quienes piensan que su obra es una meditación sobre el poder, un genial sarcasmo contra la soberbia, una exploración de la compleja sociedad latinoamericana, de sus secretos, angustias e hipocresías. Vargas Llosa incomoda, pero, la tarea del escritor quizá sea esa: incomodar, romper los mitos, hacer cuestión de todo y poner de manifiesto la verdad. O la belleza, o la miseria, en todo caso, la dimensión concreta de la humanidad.