sábado, 13 de abril de 2013

Fue pandillero pero ahora será ingeniero

POR EDUARDO SANTOS
Unimedios / Saltillo
De los 10 a los 17 años estuvo involucrado en pleitos de barrio y como era parte de la banda Millonarios del Ojo de Agua, tenía bronca declarada con los de la Bella Vista; eran noches de riñas, pedradas, días de dar el rol, de molestar gente, de “canastear” o pedir dinero.
Juan Antonio Ortiz Hernández, alias “San Juan”, hace 10 años fue pandillero y ahora está a punto de graduarse en la carrera Ingeniería en Tecnologías de la Información. El pasado sólo es un recuerdo que lo impulsa a motivar a otros jóvenes para que continúen con sus estudios.
“San Juan” pertenece al grupo Grafitos, de la Asociación Voluntades por Coahuila, mismo que medió en él para dejar su antigua vida y pensar en un futuro más prometedor.
 “Han influido mucho, primero para tomar la decisión de seguir estudiando, ellos me ayudaron a conseguir beca, el transporte, los cuadernos”.
Con el tiempo dentro de la asociación Ortiz Hernández cayó en cuenta de que quería ser alguien en la vida y le dieron más ganas de estudiar.
“Los valores que nos enseñan en el grupo, las cosas que he aprendido estando en Grafitos, creo que es una parte importante de que yo haya tomado la decisión de seguir estudiando”, reconoció.
“San Juan” quien toca los timbales en el grupo Grafitos aceptó que en la calle, “andando de loco” no sacaba nada bueno.
“Hice mal, porque no sacas ningún provecho y eso limita el poder andar en otras colonias, nosotros traíamos pleito con los de la Bellavista, entonces ya no podías ni ir al mercadito, porque ibas a regresar golpeado seguro”.
Antes se cuidaba de no encontrarse con algún adversario de la banda contraria, ahora anda tranquilamente por la ciudad y sin temor de salir golpeado.
 “De hecho, mi trabajo es andar por toda la ciudad, soy inspector en Aguas de Saltillo, ahora con el cambio, cuando me gradúe, espero encontrar algo mejor”.
El joven de 27 años, que en dos meses será ingeniero, dijo que las broncas callejeras nunca tienen razón de ser y que incluso se pone en riesgo la integridad de los vecinos, de sus casas o sus coches, porque en ocasiones las piedras pueden afectar su patrimonio.
“Eso es parte de que mucha gente nos discrimine, yo creo que no todos los chavos del barrio andan en riñas, pero por uno la llevamos todos”, puntualizó.

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